jueves, 27 de diciembre de 2012

Neurociencias y responsabilidad penal: «El secreto de sus ojos»

Por Nerea Gonzalo Cañaveras
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

Para definir a las neurociencias de una manera simple podríamos decir que son un conjunto de disciplinas que estudian la estructura, la función y el desarrollo de la bioquímica, la farmacología y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan dando lugar a las bases biológicas de la conducta.

Como seres humanos todos poseemos diferentes conductas que nos caracterizan pero ¿hasta que punto somos conscientes de nuestras conductas? Como antes hemos mencionado las conductas son resultado de procesos biológicos, por la tanto no intervendría en ellas el carácter racional del ser humano, por lo que ante conductas fuera de lo normal o incluso peligrosas ¿hasta qué punto podemos culpar al sujeto de sus actos? ¿Hasta dónde es consciente la persona de lo que hace? Esto nos lleva al difícil tema de la culpabilidad de violadores, asesinos y psicópatas que tienen algún tipo de en enfermedad mental que causa conductas fuera de lo común. ¿Ellos son los responsables de sus actos? ¿O tan solo siguen las indicaciones que les dan sus procesos biológicos alterados? 

Estaremos de acuerdo en que una persona que pueda suponer un peligro para la sociedad debería mantenerse alejado de ella pero ¿merece el mismo castigo un enfermo mental que una persona completamente sana? Yo me inclinaría a decir que no. 

Cuando un psicólogo o un psiquiatra diagnostica una enfermedad mental en una persona que ha cometido un crimen esa persona no debería ser castigado de la misma forma que una persona sana, ya que no es del todo consciente de sus actos y debe ser tratado con el tratamiento requerido.

Sin embargo, con esto no quiero decir que no deban excluirse de todo castigo, ya que, de una manera u otra, ha supuesto un peligro para la sociedad por lo que merece ser castigado pero de una manera distinta ya que no es lo mismo una persona que asesina por placer que una a la que su cabeza le dicta que cometa un asesinato por alguna anomalía en su conducta.

En la película «El secreto de sus ojos», el asesino y violador es eximido de todo cargo y en mi opinión esa no es la solución correcta ya que, en parte, esa persona necesita ser «condenada» a un tratamiento para que en un futuro pueda reintegrarse en la sociedad. Pero si el trastorno que posee la persona no puede ser tratado, entonces debería apartarse de la sociedad, no en una cárcel normal, sino en una institución especial para personas con enfermedades mentales.

En la película cuando el asesino es liberado, el marido de la víctima decide tomarse la justicia por su mano, pero en vez de matarlo, lo encierra el un cobertizo durante el resto de su vida si dirigirle sin quiera una palabra. Mi opinión es que, aunque hay que entender el odio del marido hacia el asesino, la justicia no debe ser impartida por cada uno, y menos con personas enfermas mentales que necesitan una atención especial y un tratamiento para no ser peligrosos. Además la tortura que el marido le realiza al asesino encerrándole en una habitación sin ni siquiera dirigirle la palabra durante más de 25 años es un castigo cruel, probablemente peor que la muerte. Teniendo en cuenta que puede que el asesino no fuera del todo consciente de sus actos ¿Realmente merecía tal castigo? 

En mi opinión esa persona debería haber sido examinada por un experto que proporcionara información sobre el estado mental del asesino en cuestión, y después otros expertos deberían considerar qué tipo de castigo es conveniente para su estado mental, estableciendo un castigo humano pero jamás exculpando a alguien que puede ser una amenaza.

La justicia debe ser igual para todos, pero en estas ocasiones se deben hacer excepciones ya que, por ejemplo, una persona que roba en una tienda porque no quiere pagar no tiene la misma culpa que una persona que sufre de cleptomanía, debido a que la segunda posee un trastorno mental que no puede controlar, por lo que no merece el mismo castigo, lo que no quiere decir que deba ser perdonada sin más, pero debe someterse a un tratamiento que evite que incidentes como este vuelvan a suceder. 

Es cierto que el ejemplo anterior parece sencillo de entender, pero la cosa se complica cuando ya no hablamos de un robo, sino de algo más grande, como puede ser un asesinato pero ¿tiene la misma responsabilidad alguien que mata por furia o para cometer un robo que alguien con una enfermedad mental o algún tipo de trauma? En mi opinión no tienen la misma responsabilidad ya que no es lo mismo alguien que mata para evitarse problemas, para conseguir dinero, por venganza, etc. que alguien que mata porque oye voces en su cabeza, que se lo ordenan, o porque tiene un odio traumático hacia la sociedad por haber tenido una vida demasiado dura. Simplemente esas persona no merecen el mismo trato pero, aunque ya hemos mencionado esto varias veces a lo largo del texto, tampoco se debe excluir toda culpa, ya que si alguien enfermo que es exculpado puede reincidir una y otra vez, por lo que debe ser separado de la sociedad y tratado como es debido para evitar tragedias.

Muchas veces, la propia sociedad es la que incita a estas conductas asesinas mediante la exclusión de algunas personas, creando traumas que acaban por provocar psicosis en otras. ¿Hasta qué punto son responsables estas personas mentalmente sanas pero que sufren este odio hacia la sociedad causado por traumas de la vida? Para mi esta es la pregunta más complicada que tiene que ver con la responsabilidad penal ya que aunque estas personas son conscientes de sus actos, estos son provocados por la sociedad, pero no se puede castigar a una sociedad entera por lo que ¿Debería castigarse a esas personas? ¿Exculparlas? Yo opino que deben ser castigadas, pero al igual que un enfermo mental deberían ser tratadas de otra manera.

En conclusión, desde mi punto de vista, las personas que sufren anomalías en las conductas de comportamiento deben ser tratadas y castigadas, pero no de la misma manera que una persona totalmente consciente de sus actos, pero jamás deben ser exculpadas.

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