lunes, 31 de diciembre de 2012

El secreto de sus ojos


Por Andrea Fuertes Coiras
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

«El secreto de sus ojos» es una película que trata de un hombre llamado Benjamín Espósito que decide escribir un libro sobre un caso que tuvo sobre la violación y el asesinato de una mujer. Cuando trabajó en el caso averiguaron que el asesino era un viejo amigo de la víctima que siempre la había amado. También descubrieron que era algún tipo de psicópata y que merecía estar en la cárcel. Tras condenarlo a cadena perpetua el asesino logra salir de la cárcel y trabajar como guardaespaldas de un político.

Al final el marido de la mujer asesinada consigue que el asesino cumpla su condena secuestrándolo y metiéndolo en una especie de cárcel.

En esta película se tratan los temas de las neurociencias y la responsabilidad penal. ¿Hasta qué punto es culpable es asesino? ¿Está justificada la reacción del marido?

Como sabemos el campo de las neurociencias engloba las disciplinas científicas que contribuyen a explorar el funcionamiento del sistema nervioso y la naturaleza de sus desviaciones, y a establecer las relaciones entre estos y las manifestaciones clínicamente observables, tal como son estudiadas por la neurología, la psiquiatría, la neuropsicología y la psicología.

Por otra parte la responsabilidad penal se fundamenta en el principio de culpabilidad, y este, en el libre albedrío de la persona. Parte de la existencia de un principio de libertad y autodeterminación del sujeto, de manera que, en el momento de actuar, la persona estuvo en condiciones de elegir comportarse o no conforme lo demanda el Derecho.

Por tanto, vemos que existe una clara diferencia entre la explicación del comportamiento por las neurociencias y por el sistema penal. Las primeras ven al cerebro como a una máquina, por tanto no existe capacidad alguna de decisión, todo está condicionado por la química y la electrónica del cerebro. El sistema penal, sin embargo se mueve por las acciones realizadas y supone que eres capaz de decidir si quieres hacerlas o no.

¿Hasta qué punto es responsable el asesino de sus acciones? Esta cuestión es debatible y en mi opinión el asesino es responsable porque, a pesar de tener capacidad de decisión eligió cometer el crimen. Puede debatirse que simplemente respondía al incremento de algún compuesto u hormona que lo llevó a actuar de esa forma pero aun así yo creo que en su cabeza debería estar claro lo que estaba haciendo. Y es así porque es algo que él mismo decidió hacer y lo hizo sin ningún tipo de remordimiento lo que implica algún tipo de trastorno psicológico. De hecho, aunque luego confiesa su crimenno tiene ni rastro de sentimiento de remordimiento o vergüenza en su cara, lo que nos indica que es algún tipo de psicópata.

Por otra parte, las acciones del marido escapan también a la legalidad, puesto que el secuestro es un crimen. Podemos preguntarnos entonces si el castigo ha estado a la altura del crimen, y si la acción del marido está justificada. Podría incluso decirse que el castigo no ha sido suficiente. En mi opinión yo creo que la acción del marido está justificada porque, aunque sea ilegal ha conseguido darle al asesino el castigo que se merecía. Pienso que ha sido un castigo más que suficiente porque el marido consiguió que pagara por lo que había hecho y, aunque no fue a manos de la justicia, recibió su castigo.

La película plantea también la desconexión entre los procesos judiciales (un trámite administrativo) y la percepción de la justicia por los afectados (un tema moral). Siempre habrá una falta de conexión con el problema por parte del funcionario que lo maneja, y por tanto se trata de una maquina imperfecta. ¿Puede hablarse por tanto  de justicia en una sociedad democrática? ¿Está un castigo únicamente administrativo a la altura de un crimen de sangre? ¿No es más justo el «ojo por ojo»? En mi opinión el «ojo por ojo» sería bueno si no implica matar al que ha cometido el asesinato, el robo o cualquier otro crimen, sino darle el castigo que se merece como, en el caso de la película, la cadena perpetúa que le impuso el marido de la víctima al asesino. Pero, en general, la ley del talión es excesiva. Por ello, el castigo en las sociedades democráticas modernas tiende a minimizar la responsabilidad del criminal frecuentemente considerándolo como una víctima de su propia condición (sea esta social o neurología). Esto no acaba de impedir que el criminal en cuestión aprenda la lección si le minimizan la condena porque sabe que si alega cualquier discapacidad podrá tener menos sentencia y volver a cometer crímenes similares.

En cuanto a las neurociencias, el aproximarse al funcionamiento del cerebro como si fuera una maquina pasan por alto la cuestión del libre albedrío, que no tiene lugar en un proceso meramente físico o eléctrico. En mi opinión esta explicación no resulta satisfactoria ya que claramente todos sabemos que esa capacidad de decisión existe. Es más, sabemos muy bien cuando estamos haciendo algo que no teníamos que hacer y nos sentimos mal por ello, lo que implica que tenemos una conciencia que nos dicta lo que está bien o mal y nos permite tomar las decisiones adecuadas. Lo que no implica que no haya nadie que no se guíe por las malas decisiones y al final acabe haciendo algo que luego pueda lamentar o peor aún, que tenga algún tipo de problema psicológico (como el caso del asesino de la película) y no tenga sentimientos de culpa ni remordimientos.

En conclusión, las neurociencias y la responsabilidad penal no tienen nada que ver entre sí ya que las neurociencias se encargan de los impulsos eléctricos del cerebro y lo ven como si fuera una máquina que no es capaz de tomar decisiones sino que están regidas por los actos que cometemos. Mientras que la responsabilidad se basa en los actos cometidos por una persona y en las causas que le hayan llevado a cometerlos. Así, si tenía algún tipo de deficiencia, su sentencia se verá reducida considerablemente.

El secreto de sus ojos

Por Andrea Sánchez González
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

La neurociencia no es más que una parte de la ciencia que se encarga de explicar cómo funciona el sistema nervioso, de que forma interactúa y da lugar a nuestra conducta. Ahora, relacionemos esta parte de la ciencia con un tema jurídico, la responsabilidad penal y aunque parezca que no tienen nada que ver el uno con el otro, al ver la película «El secreto de sus ojos» nos damos cuenta de que, en efecto, hay un vínculo que los une.

¿Cómo es esto posible?  A lo mejor es una de las preguntas que se os están pasando por la cabeza en estos momentos. Pero es cierto, ambos temas están relacionados, y no debemos subestimar esa relación ya que podría conllevarnos al caos. 

Los humanos actuamos mediante impulsos en muchos casos lo que nos puede llevar a cometer errores. Esto se da en la película varias veces, cada vez que el adversario de Espósito en la comisaría realiza alguna acción para poder salir glorioso de la situación dejando a Espósito como un incompetente que no sabe realizar su trabajo. Cuando en verdad es al contrario, los impulsos de este personaje únicamente dan lugar a falsas acusaciones y libertades no merecidas, razón por la que debemos hablar de la responsabilidad penal. Este hombre tenía demasiado poder en su mano debido a su puesto como policía y en lugar de usarlo de una manera correcta y responsable se guió por la venganza y el rencor hacia Espósito llevando a inocentes a la cárcel y a culpables a la libertad inmerecida. Si este hombre no se hubiese dejado llevar por impulsos y hubiese sido capaz de ser responsable, el final de la película sería diferente. 

La película trata la historia de un ex policía que decidió ponerse a escribir una novela basándose en una historia real que le había ocurrido a él mismo años atrás en la cual se trata la investigación de una violación que acabó en asesinato. Una vez que descubrieron quién había cometido el homicidio, a la hora de interrogarle tuvieron que usar un método en el que la neurociencia juega un papel muy importante. Se basaba en hablar del asesino como una persona con características que jamás se parecerían a las del acusado dejándole en evidencia y ofendiéndole para que así, reaccionase y dijese la verdad de tal forma que actuara sin pensar lo que decía, aquí nos podemos referir otra vez a los impulsos que guían nuestra conducta.

A la hora de actuar debemos tener en cuenta la complejidad de nuestro sistema nervioso y que nos puede llevar a situaciones no buscadas, lo cual podría poner hasta nuestra vida en peligro, tanto para bien como para mal. Como le pasó al compañero de Espósito que entre su estado de embriaguez y el afecto que sentía por él, decidió hacerse pasar por Espósito aun sabiendo que eso implicaría su muerte. Son actos que en muchos casos pueden ser realizados con las mejores intenciones pero no dejan de ser impulsos creados por nuestro sistema nervioso que, a veces puede dominar nuestro cuerpo antes de que nuestra mente tenga tiempo para actuar. 

Al hablar de esta película no debemos olvidar dar gran importancia a la responsabilidad penal que desde un principio no se aprecia dado que el adversario de Espósito en la comisaría no solo encarceló en un principio a dos hombres inocentes sino que también soltó al verdadero culpable antes de tiempo lo que hizo enloquecer posteriormente al viudo de la víctima haciendo que realizase una insensatez. El hecho de que el comisario soltase al culpable antes de tiempo incumpliendo la condena propuesta para él hizo que el viudo enloqueciese y acabase vengándose de tal forma que la irresponsabilidad penal realizada por el comisario lo único que provocó fue una dura y fría venganza hacia el asesino de su mujer: le hizo cumplir la cadena perpetua impuesta en un principio encerrándolo en una cárcel en su propia casa, dándole de comer pero sin dirigirle la palabra. La irresponsabilidad penal de ese hombre lo único que consiguió fue enloquecer a dos personas, encerrarlas en una vida vacía y de sufrimiento.

Esto demuestra lo importante que puede llegar a ser tomarse en serio los códigos penales para poder actuar con responsabilidad ya que tus actos y tus impulsos pueden afectar a los de otras personas llegando a pésimos resultados. Por un capricho puedes arruinar vidas, la justicia debe ser tomada muy en serio si de verdad queremos vivir en un mundo justo, libre y de igualdad.

Por último debemos tener claro que siempre hay personas que no pueden actuar con una responsabilidad penal dado que no son conscientes de sus actos, de ahí a que tengamos que estudiar las características neurológicas que explican el comportamiento de cada persona antes de juzgarla o someterla a ciertas responsabilidades.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Neurociencias y responsabilidad penal

Por Roberto Navarro Pecellín
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

Neurociencias y responsabilidad penalEn primer lugar, las nuevas técnicas de la neuroimagen no han conseguido mostrar el funcionamiento del cerebro en su conjunto, ni desde el punto de vista cognitivo, ni en el campo de la afectividad o la memoria. Sin embargo, estas técnicas han reforzado la creencia de que el cerebro siempre tiene la última palabra en la explicación de la conducta humana. El cerebro trabaja en un 90% de forma inconsciente. Aceptar esto supone poner en entredicho el concepto de libertad de la voluntad de un individuo. Y, por consiguiente, tampoco podríamos exigirle responsabilidad.

Esto nos plantea un dilema: ¿Penalmente, alguien que comete un delito debería salir impune ya que no actuaría con plena libertad y, en consecuencia, no sería responsable de sus actos, o debería cumplir un castigo? 

Yo creo que no. Porque debería cumplir la ley igual que todos, ya que no se ha demostrado que esto sea cierto. Seguramente, en un futuro el avance científico sobre las técnicas de imagen cerebral conseguirán que, en algunos casos que en la actualidad se resuelven con una imposición de penas,  sean resueltos por avances neurocientíficos mediante medidas de seguridad, corrección o tratamiento. Pero mientras exista un orden social que tenga como principio la libertad y reconozca estructuras de responsabilidad tiene que existir la función social de la pena.

En la película «El secreto de sus ojos», el personaje Ricardo Morales se toma la justicia por su mano ante la impunidad del violador y asesino de su amada esposa. La percepción del dolor ajeno hace que durante toda la película sientas la pena y desesperanza junto con este hombre y, a la vez, la repulsa más absoluta por el comportamiento del asesino, deseándole lo peor. Lo singular es que en las escenas finales de la película tienes justo el sentimiento contrario, de pronto te preguntas en que se diferencian víctima y verdugo; porque, de pronto, compadeces al asesino a la vez que odias a la víctima. Sientes la angustia y desesperanza en el asesino, igual que antes la sentías por la víctima. En la escena en que el verdugo, atrapado en su celda, alarga su mano para tocar a Benjamín Espósito, protagonista, sientes su imperiosa necesidad de contacto humano y, sobre todo, cuando le pide no que lo libere o que lo ayude, sino que le ruega que le pida a su captor que le hable. Yo no me siento con la capacidad para juzgar a nadie, pero te preguntas quién es el bueno y quién el malo, cuál es la frontera del bien y del mal, y qué es justo o injusto.

La siguiente cuestión es si alguno de ellos hubiera podido actuar de otra manera. El verdugo es atrapado por unas fotos antiguas en las que miraba a la mujer violada y asesinada con una pasión enfermiza, siempre vuelto hacia ella sin mirar al objetivo de la cámara. Exactamente igual que hace el protagonista, oficial de juzgado, por su jefa de departamento. El sentimiento y la pasión es el mismo, como vemos en otra foto posterior de los miembros del juzgado. ¿Qué lleva a las personas a que con los mismos sentimientos y emociones se tome un camino u otro?

Neurociencias y responsabilidad penalOjalá que algún día la neurociencia pudiera desarrollar tecnologías y conocimientos que permitieran tratar, corregir y, sobre todo prevenir, todo tipo de alteraciones neuronales que llevaran a un comportamiento anti-social, en el caso de que realmente fuera nuestro cerebro el que determinara nuestro comportamiento.

Lo cierto es que, a día de hoy, no existen certezas, por lo que debemos guiarnos por el bien general. Lo único que podemos hacer es exigir y deber poder garantizar que la culpabilidad o inocencia del individuo sea valorada de acuerdo a los mejores conocimientos disponibles en el momento de juzgarle.

sábado, 29 de diciembre de 2012

El secreto de sus ojos

Por Mateo Pérez López
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

En la película «El secreto de sus ojos», se trata el tema de las penas en general. La película habla de una violación y asesinato de una mujer y de la sentencia que le dan al autor. Se podría decir que la sentencia queda completamente suprimida ya que, a pesar de la condena impuesta y de las numerosas denuncias, el asesino acaba por ser guardaespaldas de un juez. La pareja de la víctima al enterarse de los hechos lo secuestra y lo encarcela en su casa de por vida, pero este hecho no es conocido hasta el final de la película.

Lo que la obra hace es un critica a la sentencia, ¿qué merece alguien que ha matado y violado a una persona? ¿Solo se le debe acusar de homicidio? ¿Merece la pena de muerte? En mi opinión la sentencia debería ser una cadena perpetua, ya que es la manera que, en el fondo, más daño hace al homicida sin salirse de la ética social.

Condenar a alguien a la pena de muerte sería algo éticamente incorrecto, pues sería pagarle con la misma moneda. Aunque parezca lo correcto, creo que acabar con la vida de alguien no es adecuado. Por otra parte, como se comenta en la película, el acabar con la vida de esa persona sería un favor porque para él todo se acaba, sin embargo si se le castiga con un encarcelamiento de por vida o al menos de unos cuantos años, el daño y el sufrimiento es mayor. Asimismo está el tema de la tortura, es algo éticamente incorrecto también, y por lo tanto prohibido en nuestra sociedad.

En un momento de película, como ya comente antes, el acusado pasa de la cadena perpetua a ser guardaespaldas y quedar en libertad y esto es algo que pasa en la vida real. Cómo puede haber gente que cometiendo atroces homicidios queden en unos pocos días o incluso horas libres y algunos todavía sin cargos. Es algo que bajo ningún concepto debe ocurrir, todas aquellas personas que hayan cometido asesinatos deben pagarlos, de alguna manera o de otra, pero deben pagarlos, y no debe haber ninguna razón por la que perdonarlos tan sumamente pronto sin que hayan cumplido dicho castigo y por supuesto no debe influir a la hora de la sentencia ningún tipo de relación, amistad, afecto o apego. 

A diferencia de otros países, en el nuestro la pena de muerte no está legalizada. En Estados Unidos lo está, y más de la mayoría de la población no está de acuerdo con esta ley. Aunque sean muy pocos los que son condenados a ella no todos de ellos son culpables. «De cada seis personas que hemos ejecutado en 20 años, una de cada ellas es completamente inocente» explicó Richard Dietes, director del Centro de Información sobre la Pena de Muerte. Esto muestra que hay muchos países que su sistema penal no es del todo seguro.

Como conclusión he de decir que el actual sistema penal en nuestra nación es un sistema del cual no nos podemos quejar pues está bastante bien organizado y consolidado. Como todo tiene fallos que a simple vista parecen fáciles de solucionar pero es completamente imposible tener a todo el mundo de acuerdo y por lo tanto tal y como está estructurado este sistema me parece ideal.  Lógicamente yo también cambiaria algunas cosas como por ejemplo el poco castigo que reciben muchos que merecen incluso la muerte, pero eso ya hemos dicho que no es adecuado. Por otro lado están las equivocaciones que cometen muchos jueces al dictar la sentencia ya sea para bien o para mal, pero eso sí que es difícil de saber, y por lo tanto, aunque muchos inocentes estén pagando el castigo de otros que lo merecen no me quejo porque son muy pocos.

viernes, 28 de diciembre de 2012

La demencia criminal

Por José Luis Quesada Garijo
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

La película «El secreto de sus ojos» trata sobre le posibilidad de descubrir a un criminal por la expresión facial u ocular que muestre en ciertos momentos de su vida, en este caso, mediante unas fotos en las que mira con «lujuria» a la víctima. Pero la pregunta es ¿se puede considerar a los «dementes» auténticos criminales, ya que no son del todo conscientes de sus actos?

La respuesta es: sí, ya que, aunque inconscientemente, el crimen se ha cometido, y no sabemos si el «criminal» provocará otros, aunque sea en contra de su voluntad.

La locura no tiene porqué estar siempre presente en el individuo afectado, ya que este puede tener episodios psicóticos ( como se ha podido observar en ciertas películas como «Psicosis» o la citada anteriormente «El secreto de sus ojos»), y como no se sabe cuando alguno de los afectados tiene dichos episodios, es muy difícil determinar si en el momento del crimen era consciente de sus actos o no, por lo que no se les puede considerar inocentes de todo cargo debido a su condición mental, ya que sino todos los criminales alegarían demencia u otros síntomas o trastornos mentales.

Aunque la gente con trastornos mentales sea una minoría, se pueden llegar a ver muy excluidos debido a su condición, lo cual puede llegar a agravar su estado psicológico, por lo que, ¿qué se puede hacer para evitar el semejante discriminación?

En la sociedad actual, ciertos países no buscan a los verdaderos culpables, sino a cualquiera al que cargarle el muerto y que no pueda defenderse debido a falta de recursos por su situación social, degradando a la persona aún mas por culpa de una justicia corrupta y falta de derechos y moralidad. La única manera de encontrar a los verdaderos culpables y decidir si algún «enfermo» mental debería cumplir condena es mediante la empatía.

En múltiples ocasiones criminales que cometieron sus actos motivados por sus ideales y no por ninguna demencia momentánea, declararon ser dementes y se les aplicó una condena menor. Esto provoca que auténticos asesinos acaben libres muchísimo antes .

Por fortuna, la justicia no es tan incompetente como aparenta en ocasiones, ya que se realizan test psicóticos para comprobar si los criminales son dementes. Ya que por su crimen deben ser juzgados.

Ojo por ojo, diente por diente

El secreto de sus ojos

Por Celia García-Cesto Huret
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

«El secreto de sus ojos» es una película en la que se muestran varios delitos. Yo voy a hablar del que comete Ricardo Morales, que, en vista de que liberan a Isidoro Gómez, violador en serie y asesino de su mujer, decide tomar la justicia por su mano y confinarlo en una celda para que cumpla su sentencia inicial, que era de cadena perpetua. 

Gómez ha cometido un crimen de manera consciente pero ¿Hasta qué punto es culpable de un delito? 

Según el artículo 163.1 del código penal español, «el particular que encerrare o detuviere a otro, privándole de su libertad, será castigado con la pena de prisión de cuatro a seis años», que es precisamente lo que ocurre en la película: el señor Morales encerró a Gómez En una celda de su casa de campo durante más de veinticinco años. 

El secreto de sus ojos

¿Hay alguna circunstancia eximente o atenuante? Revisemos la motivación del supuesto delincuente: La persona secuestrada es el violador y asesino convicto y confeso de la mujer del secuestrador. El asesino había sido juzgado y condenado a cadena perpetua, pero queda puesto en libertad al hacer un trato con la policía, y eso le parece injusto a Morales, el marido de la asesinada. Desde el punto de vista del secuestrador, el secuestro no es un delito, sino un acto de reestablecimiento de la justicia que debería haberse ejercido con el verdadero delincuente (Isidoro Gómez). Esa es la visión del secuestrador pero, ¿qué pensaría un juez?  A fin de cuentas, nadie tiene derecho a hacer cumplir una sentencia salvo el propio juez y los policías al servicio del ministerio de justicia.

Llegados a este punto surge una duda, ¿no hay ningún hecho que pudiera reducir la responsabilidad penal del secuestrador? (lo que los abogados llaman circunstancias atenuantes). Por poner un ejemplo, ¿es igual de culpable el marido que secuestra al asesino y violador de su mujer que el chantajista que secuestra a un millonario para pedir un rescate? En el caso de Morales, artículo 21.3 del código penal estipula como atenuante obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante. Esto es aplicable al caso, ya que el protagonista se encuentra trastornado por el asesinato de su mujer, y esto es lo que lo impulsa a cometer el crimen. ¿Qué rebatiría el fiscal? Probablemente objetaría que no puede considerarse arrebato un estado que se prolonga durante más de veinticinco años. Esto nos lleva a dos posibles soluciones: o bien el psiquiatra forense declara demente al acusado, en cuyo caso será internado en un hospital psiquiátrico, pero se le exime de toda responsabilidad penal, o bien se le declara plenamente culpable del delito de secuestro. 

Examinemos con detenimiento la primera hipótesis, es decir, que se considere que Morales está loco:

El fiscal argumentará que el secuestrador está cuerdo basándose en los siguientes elementos:
  • Emite juicios racionales y su lenguaje y sus pensamientos parecen ordenados y coherentes.
  • Parece dueño de sí.
  • No muestra signos externos de alteración.
  • Sigue una vida normal: ejerce un trabajo y cumple una rutina habitual.
  • Ha ejecutado un plan complejo durante muchos años.
  • Se muestra consciente de sus actos y las consecuencias que pueden generar.
  • Percibe claramente el dolor del secuestrado.


Isidoro Gómez (el asesino de El secreto de sus ojos)

El abogado defensor argumentaría que su defendido ha actuado en un estado perturbado apoyándose en diversos trastornos que orales podría padecer:

  • Tenacidad afectiva: consiste en una persistencia o adherencia sentimental que permite a los pacientes continuar muchos años sometidos a sentimiento que difícilmente les abandonan. Esto concuerda en el caso de Morales, ya que secuestró a Gómez durante veinticinco años y nunca llegó a superar la muerte de su mujer.
  • Frialdad o rigidez afectiva: falta de modulación emocional sin respuesta a estímulos afectivos. Morales nunca se volvió a casar tras la muerte de su mujer y pudo haber sufrido este trastorno tras secuestra al violador, ya que finge vivir una vida normal y no le afecta el sufrimiento de su cautivo.
  • Sentimiento de falta de sentimiento: El sujeto se siente vacío, indiferente y con incapacidad para sentir emociones. Este estado genera sufrimiento al paciente, que no encuentra motivación para vivir. Morales podría padecer este trastorno, fruto de la muerte de su mujer y, al encontrarse vacío, pone el cautiverio de Gómez como última meta en la vida: ya que Gómez le ha quitado todo, su propósito sera quitarle todo al violador.  Es improbable que prospere esta línea de defensa; no hay evidencias suficientes de que el acusado se comporte como un demente.

Suponiendo que se le declare culpable ¿habría alguna circunstancia agravante, es decir, que aumentase la responsabilidad penal del acusado? 

El examen de los hechos muestra que concurren varias circunstancias agravantes: Según el artículo 263.3 del Código penal «Se impondrá la pena de prisión de cinco a ocho años si el encierro o detención ha durado más de quince días.»

También se le acusaría de haber actuado con alevosía y premeditación ya que «hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido. » Lo más probable es que Morales fuera condenado a la pena máxima prevista en el artículo 263.3, es decir, ocho años.

El secreto de sus ojos y la responsabilidad penal

Por Sara Peribáñez Domínguez
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

«El secreto de sus ojos» es una película que se centra en muchos temas diversos. No solo se basa en un asesinato sin más, sino que habla también de lo que realmente es la justicia.

En la película se expone la historia de un abogado  (Benjamín Espósito) que tras haberse jubilado decide escribir una novela sobre el asesinato de una joven del que se encargó unos años atrás. Después de encontrar al culpable, este, fue puesto en libertad en muy poco tiempo. Espósito, consciente de que era muy injusto, se lo anunció al marido de la joven asesinada. Al final de la película descubrimos que el marido de la joven se había tomado la justicia por su mano encerrando al criminal en su casa de por vida, como si fuera la cadena perpetua que Espósito le dijo que el delincuente  se merecía. 

De esta manera, se plantea durante el film si verdaderamente el asesino debería tener esa sanción o por el contrario, podemos justificar que no era consciente de sus actos, por tanto no se merecía esa sanción.

El asesino no solo fue el autor de la muerte sino que además perpetró una violación que la grabación muestra mediante unas imágenes muy duras. Teniendo en cuenta que existen crímenes más graves, podemos admitir que todo asesinato merece su condena, debido a que son actos que son pagados con la vida de un individuo, es decir, es una violación del derecho humano más importante de todos: el derecho a la vida. Asimismo podemos explicar el hecho de que el marido de la joven decida encerrar a este personaje.

No obstante ¿podemos establecer que el culpable era consciente de sus actos? Claramente el individuo tenía una enfermedad mental que le ha podido conducir a realizar estos acontecimientos. De esta forma diremos que el personaje no merecía realmente esa sentencia porque él no era el culpable de poseer esa enfermedad mental.

Finalmente llegamos a la conclusión de que esta persona ha cometido un asesinato grave pero ¿era verdaderamente libre de elegir ese final?  Lo único que no sabemos es si esta persona estaba en condiciones o no de elegir y tomar decisiones, por esta razón no podemos condenar o declarar en libertad a esa persona, porque no sabemos si somos libres o no, o simplemente actuamos por instinto y por dónde nuestra mente nos guía y nos lleva.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Neurociencias y responsabilidad penal: «El secreto de sus ojos»

Por Nerea Gonzalo Cañaveras
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

Para definir a las neurociencias de una manera simple podríamos decir que son un conjunto de disciplinas que estudian la estructura, la función y el desarrollo de la bioquímica, la farmacología y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan dando lugar a las bases biológicas de la conducta.

Como seres humanos todos poseemos diferentes conductas que nos caracterizan pero ¿hasta que punto somos conscientes de nuestras conductas? Como antes hemos mencionado las conductas son resultado de procesos biológicos, por la tanto no intervendría en ellas el carácter racional del ser humano, por lo que ante conductas fuera de lo normal o incluso peligrosas ¿hasta qué punto podemos culpar al sujeto de sus actos? ¿Hasta dónde es consciente la persona de lo que hace? Esto nos lleva al difícil tema de la culpabilidad de violadores, asesinos y psicópatas que tienen algún tipo de en enfermedad mental que causa conductas fuera de lo común. ¿Ellos son los responsables de sus actos? ¿O tan solo siguen las indicaciones que les dan sus procesos biológicos alterados? 

Estaremos de acuerdo en que una persona que pueda suponer un peligro para la sociedad debería mantenerse alejado de ella pero ¿merece el mismo castigo un enfermo mental que una persona completamente sana? Yo me inclinaría a decir que no. 

Cuando un psicólogo o un psiquiatra diagnostica una enfermedad mental en una persona que ha cometido un crimen esa persona no debería ser castigado de la misma forma que una persona sana, ya que no es del todo consciente de sus actos y debe ser tratado con el tratamiento requerido.

Sin embargo, con esto no quiero decir que no deban excluirse de todo castigo, ya que, de una manera u otra, ha supuesto un peligro para la sociedad por lo que merece ser castigado pero de una manera distinta ya que no es lo mismo una persona que asesina por placer que una a la que su cabeza le dicta que cometa un asesinato por alguna anomalía en su conducta.

En la película «El secreto de sus ojos», el asesino y violador es eximido de todo cargo y en mi opinión esa no es la solución correcta ya que, en parte, esa persona necesita ser «condenada» a un tratamiento para que en un futuro pueda reintegrarse en la sociedad. Pero si el trastorno que posee la persona no puede ser tratado, entonces debería apartarse de la sociedad, no en una cárcel normal, sino en una institución especial para personas con enfermedades mentales.

En la película cuando el asesino es liberado, el marido de la víctima decide tomarse la justicia por su mano, pero en vez de matarlo, lo encierra el un cobertizo durante el resto de su vida si dirigirle sin quiera una palabra. Mi opinión es que, aunque hay que entender el odio del marido hacia el asesino, la justicia no debe ser impartida por cada uno, y menos con personas enfermas mentales que necesitan una atención especial y un tratamiento para no ser peligrosos. Además la tortura que el marido le realiza al asesino encerrándole en una habitación sin ni siquiera dirigirle la palabra durante más de 25 años es un castigo cruel, probablemente peor que la muerte. Teniendo en cuenta que puede que el asesino no fuera del todo consciente de sus actos ¿Realmente merecía tal castigo? 

En mi opinión esa persona debería haber sido examinada por un experto que proporcionara información sobre el estado mental del asesino en cuestión, y después otros expertos deberían considerar qué tipo de castigo es conveniente para su estado mental, estableciendo un castigo humano pero jamás exculpando a alguien que puede ser una amenaza.

La justicia debe ser igual para todos, pero en estas ocasiones se deben hacer excepciones ya que, por ejemplo, una persona que roba en una tienda porque no quiere pagar no tiene la misma culpa que una persona que sufre de cleptomanía, debido a que la segunda posee un trastorno mental que no puede controlar, por lo que no merece el mismo castigo, lo que no quiere decir que deba ser perdonada sin más, pero debe someterse a un tratamiento que evite que incidentes como este vuelvan a suceder. 

Es cierto que el ejemplo anterior parece sencillo de entender, pero la cosa se complica cuando ya no hablamos de un robo, sino de algo más grande, como puede ser un asesinato pero ¿tiene la misma responsabilidad alguien que mata por furia o para cometer un robo que alguien con una enfermedad mental o algún tipo de trauma? En mi opinión no tienen la misma responsabilidad ya que no es lo mismo alguien que mata para evitarse problemas, para conseguir dinero, por venganza, etc. que alguien que mata porque oye voces en su cabeza, que se lo ordenan, o porque tiene un odio traumático hacia la sociedad por haber tenido una vida demasiado dura. Simplemente esas persona no merecen el mismo trato pero, aunque ya hemos mencionado esto varias veces a lo largo del texto, tampoco se debe excluir toda culpa, ya que si alguien enfermo que es exculpado puede reincidir una y otra vez, por lo que debe ser separado de la sociedad y tratado como es debido para evitar tragedias.

Muchas veces, la propia sociedad es la que incita a estas conductas asesinas mediante la exclusión de algunas personas, creando traumas que acaban por provocar psicosis en otras. ¿Hasta qué punto son responsables estas personas mentalmente sanas pero que sufren este odio hacia la sociedad causado por traumas de la vida? Para mi esta es la pregunta más complicada que tiene que ver con la responsabilidad penal ya que aunque estas personas son conscientes de sus actos, estos son provocados por la sociedad, pero no se puede castigar a una sociedad entera por lo que ¿Debería castigarse a esas personas? ¿Exculparlas? Yo opino que deben ser castigadas, pero al igual que un enfermo mental deberían ser tratadas de otra manera.

En conclusión, desde mi punto de vista, las personas que sufren anomalías en las conductas de comportamiento deben ser tratadas y castigadas, pero no de la misma manera que una persona totalmente consciente de sus actos, pero jamás deben ser exculpadas.

Mucha injusticia, poca justicia

Por Marina Colanesi Morillo
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

Fueron veintisiete años en los que la libertad, derechos y justicia brillaron por su ausencia. Esos años, que el ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela tuvo que pasar en una celda de cuatro metros cuadrados.

Su número 466/64 simbolizó y seguirá simbolizando el largo camino hacia la libertad que llevó a cabo. Aprovechó los años en los que estuvo preso para seguir creciendo como persona. 

Tal y como dice él:
«La prisión es una enorme educación en la paciencia y la perseverancia»

Gracias a su esfuerzo continuo consiguió marcar un cambio imprescindible en la historia: el fin del apartheid.

Nelson MandealActualmente nos encontramos en las noticias diversos modos de juzgar y condenar a un criminal.

Podemos estar de acuerdo o no conforme a nuestros ideales y pensamientos personales. El problema aparece cuando se juzga de forma injusta. Puede suceder que se juzgue sin derecho alguno puesto que no se ha llevado a cabo ningún acto que viole la justicia. El ejemplo citado anteriormente de Nelson Mandela nos sirve para darnos cuenta de ese tipo de injusticias. Pero por otro lado está el ejemplo que aparece en  «El secreto de sus ojos». 

En este caso el juzgado sí que es culpable y por ello debe cumplir la condena impuesta por el delito realizado. Pero como tristemente sucede en la actualidad, la condena del culpable fue reducida y por lo tanto escasa.

¿Qué pensarán los familiares de  la victima sobre esto? Seguramente para los encargados de imponer el castigo es solamente un caso más, pero para el marido de la victima no lo es. No es normal que liberen al asesino pero tampoco veo correcto lo que el marido de la victima decide hacer con el culpable. Al castigarle de ese modo está actuando de una forma similar a él. Y lo que más le importa recuperar, la vida de su mujer,  no lo podrá conseguir de ninguna forma. Por ello no consigue satisfacción alguna al actuar de esta forma. Lo que debería haber hecho es conseguir que la ley le impusiera un castigo del cual se pudiese sacar un beneficio social.

El secreto de sus ojosLa justicia tiene que conseguir ponerse en el lugar de lo familiares para ver desde un punto de vista diferente al culpable. Nosotros, los ciudadanos, no debemos dejar que los altos cargos de nuestros países se tomen la justicia como un juego porque de ese «juego» pueden salir impunes los culpables. 

No hay que permitir que haya distinciones en el momento de juzgar dependiendo de la clase social a la que pertenezcas, porque todos somos iguales ante la ley. 

Un grave problema que hay que solucionar es que ni la propia justicia es justa y todos nosotros somos los indicados para conseguir cambiarlo. Es una lucha de todos. 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Neurociencias y responsabilidad penal

Por Iago González Molinero
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

La responsabilidad penal es, probablemente, uno de los temas de mayor actualidad en la sociedad española, ya que, actualmente, existen numerosos casos y resoluciones judiciales que no han contado con gran simpatía por parte de la población y más concretamente por los afectados.

Cabría destacar como ejemplo el caso de Marta del Castillo, joven que fue asesinada a principios del 2009 en la provincia de Sevilla. Este caso experimentó un gran revuelo mediático, pues tan solo el principal acusado, Miguel Carcaño, fue finalmente condenado a 20 años de cárcel, mientras que otras personas imputadas, como Francisco Javier Delgado, Samuel Benítez y María García, fueron todas absueltas y se encuentran actualmente en libertad. 

La familia de Marta, lógicamente, no se sintió satisfecha con el veredicto, lo que les llevó a plantearse, como a tantas otras personas, si verdaderamente existe la justicia. Aunque esto es tan solo, como anteriormente mencionado, un ejemplo de tantos otros que ocurren no únicamente en nuestro país, sino que es un fenómeno que podría describirse como «mundial». 

Este inconformismo con la presente situación, es reflejado de manera magistral en el filme «El secreto de sus ojos» de Juan José Campenella. A primera vista, la historia que se presenta al comienzo de la cinta puede llegar a parecer sencilla, un caso de violación que debe ser investigado, pero, a medida que se va desarrollando, el vidente se percata de que hay algo más profundo detrás.

Toda la acción se va a centrar alrededor de la figura del agente judicial Benjamín Espósito, que va a ser el encargado de resolver el crimen. 

Ricardo Morales, marido de la víctima, va a obsesionarse con la muerte de su mujer, lo que llevará a Espósito a prometerle que, no solo se hallará al asesino, si no que será llevado ante la justicia y se le aplicará la condena máxima, la cadena perpetua. Esta promesa se convertirá en el eje central de la historia, y, como se verá posteriormente, tendrá importantes consecuencias. 

El culpable no va a tardar en aparecer, evidenciando una vez más que su busca y captura no es la parte más importante de todo el proceso. Cuando ya parece que la justicia va a hacer lo propio y sentenciar a cadena perpetua al asesino, uno de los principales antagonistas de la película,  Romano, rival de Espósito, lo libera un mes después, para la desgracia de Morales.

Tras el homicidio de Sandoval (compañero de Espósito), Espósito se ve obligado a abandonar Buenos Aires, para evitar correr la misma suerte.

Finalmente, Benjamín regresa diez años después y descubre como Morales se ha mudado a una vivienda en el campo alejada de la ciudad, Romano ha muerto durante la dictadura y Gómez se halla desaparecido. Dispuesto a descubrir la verdad, decide visitar a Morales, que dice haber asesinado a Gómez para que pagara sus crímenes.

Esto no acaba de convencer al astuto Espósito, que recuerda como, años atrás, el mismo Morales había mostrado su negativa a que el violador y asesino de su mujer fuera condenado a la muerte, pidiendo la cadena perpetua. Estas intuiciones del ex-agente judicial, le hacen regresar a la finca de Morales. Sus sospechas son confirmadas cuando lo observa dirigirse con comida hacia lo que parecía ser un establo.

Para su sorpresa, halla a Gómez encerrado en una prisión por el propio Morales, que había decidido tomarse la justicia por su mano y aplicarle la condena que Espósito le había prometido al comienzo de la cinta.

Este final da que pensar al vidente, ya que deja abierta la incógnita de si el ser humano puede tomarse la justicia por su mano, y hasta que punto un criminal es verdaderamente responsable de sus actos. Ambos temas suscitan  gran controversia, ya que se podría decir, que es completamente imposible dar una respuesta que satisfaga a todo el mundo, por lo que hay que tomar una aproximación subjetiva.

Un factor a tener en cuenta es el arrepentimiento. Sentencias como la pena de muerte o la cadena perpetua no dejan espacio para que una persona pueda llegar a “arrepentirse” y mejorar como ser humano, facilitando una posterior reinserción en la sociedad.

Mientras que es cierto que los criminales deben pagar por sus actos, es necesario marcar una serie de límites y no excederse desproporcionalmente con las condenas. Las familias de las víctimas deben ser capaces, aunque no sea sencillo, de aceptar lo ocurrido y permitir que el preso pueda proseguir con su vida una vez finalizada su deuda, el sufrimiento reiterado de una persona no conlleva ninguna ventaja para ellas ni tampoco va a devolverles a sus seres queridos.

También es importante considerar las razones que impulsaron al culpable a cometer el crimen que cometió, ya que, a excepción de casos extraordinarios, como psicópatas, siempre suele haber una razón detrás de todo crimen, no se suelen realizar por placer precisamente.

Este motivo puede variar enormemente de caso a caso, y, aunque debe ser comprendido, en ningún caso el fin puede llegar a justificar los medios, un crimen es un crimen, y esto no cambia, no se pueden poner excusas.

Por lo tanto, a la hora de juzgar a una persona que ha cometido un crimen, es necesario tener en cuenta todos estos factores, tanto emocionales como sociales, que pueden impulsar a los asesinos a cometer atrocidades. Pero no se debe, ni mucho menos, absolverles de todo delito sin que paguen por lo que han hecho, aunque siempre desde un punto de vista proporcionado y justo.

martes, 25 de diciembre de 2012

Neurociencias y responsabilidad penal

Por Aroa Ondó Muñoz
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

¿Qué significa el ser humano?, ¿es el ser humano únicamente el resultado de una serie de reacciones físicas y químicas?, ¿cuál es la relación entre cuerpo, mente y alma?

Aunque estas preguntas han preocupado tradicionalmente a los filósofos, que han tratado de dar respuestas de formas diversas, hoy en día no podemos negar que las relaciones cuerpo-mente-alma nos constituyen como seres humanos y que, por ejemplo, lo que pensamos y sentimos tiene una influencia directa en nuestro cuerpo, hasta el punto de que los sentimientos y emociones pueden desencadenar enfermedades.

Los avances de las neurociencias nos están demostrando estas interrelaciones, la complejidad de la mente y los diversos factores que pueden afectar al comportamiento humano.

Aquí se plantea la cuestión de si todos estos factores que determinan el comportamiento humano deben ser tenidos en cuenta a la hora de aplicar la ley, en su sentido jurídico, es decir, a la hora de delimitar la transcendencia penal de determinadas actuaciones.

Todas las sociedades establecen un conjunto de leyes que aseguran la convivencia de las personas que las componen y sistemas judiciales para garantizar su aplicación.

Si las leyes tienen que adaptarse a los cambios sociales y tener en cuenta los avances de las neurociencias, no por ello tienen  que dejar de garantizar la seguridad de nuestra sociedad.

La película «El secreto de sus ojos» lleva a reflexionar sobre muchas cuestiones de importancia como: ¿cuál debe ser la respuesta de la ley ante un acto como una violación o un asesinato?, ¿funcionan los sistemas judiciales?, ¿qué factores deben tenerse en cuenta para determinar cuándo una persona es culpable o no?, ¿cómo y por qué nacen emociones negativas en los seres humanos que llevan a cometer delitos y malos actos?

La mente humana es extremadamente compleja, y aunque se ha avanzado  mucho en su conocimiento, queda mucho camino por recorrer por lo que si se modifican las leyes, siempre debe haber una garantía de seguridad en la sociedad.

Por último quisiera destacar que el sistema educativo puede ejercer un papel fundamental en la formación de un individuo. Con esto me refiero a que una educación completa podría ayudar a prevenir determinados malos comportamientos de las personas.

En resumen, los avances de las neurociencias ponen de manifiesto el papel de los pensamientos, las emociones y los sentimientos en los comportamientos  humanos lo que no puede olvidarse a la hora de crear la ley en las sociedades actuales.

lunes, 24 de diciembre de 2012

¿Consecuencia jurídica?

Por Beatriz Teba Hornillos
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM

Diariamente en el mundo ocurren crímenes, actos violentos, se da la violación de los derechos humanos, el incumplimiento de leyes, etc. Pero el verdadero problema no es realmente ninguno de los anteriores sino que las personas que cometen estos actos no son penalizadas como deberían, por lo que continúan haciendo lo que ellos consideran oportuno sin temer a las consecuencias. 

En este caso, en la película «El secreto de sus ojos» lo que realmente nos interesa resaltar es la responsabilidad penal, que es a lo que alguien se expone cuando viola una ley. Cuando en la película matan a Liliana Coloto, la mujer de Ricardo Morales, este intenta que el asesino (Isidoro Gómez) vaya a la cárcel y que su pena sea la cadena perpetua, sin embargo no se hace justicia y el asesino queda impune. Esta situación hace que Ricardo encierre en su casa a Isidoro, acción que es aceptada por el detective Benjamín Expósito (que había prometido que el asesino cumpliría cadena perpetua) y definitivamente quería que el asesino pasase el resto de sus días entre rejas. 

Desde mi punto de vista Ricardo hace lo correcto ya que alguien tenía que enseñarle a ese hombre que todo acto tiene consecuencias. Por otro lado algunos piensan que el encarcelamiento debería haber sido solamente temporal, esto lo justifican con la frase de: todo el mundo comete errores; opino que el «error» que cometió Isidoro fue lo suficiente grave como para pasar el resto de su vida entre rejas: le quitó la vida a una persona y separó a dos enamorados.

martes, 18 de diciembre de 2012

Revista deliberare

El día 4 de diciembre de 2012 se presentó el primer número de una nueva revista lanzada en el seno de la Facultad de Derecho de la UAM: deliberare. Se trata, tal y como reza su subtítulo, de una «revista cultural de estudiantes de Derecho y de Ciencia Política y Administración Pública». No es una revista de corte científico sino que recoge la opinión de los alumnos sobre temas de actualidad relacionados con sus estudios.

A nosotros nos parece un escaparate estupendo para mostrar que los más jóvenes tienen preocupaciones sobre temas sociales y políticos y que además las manifiestan persiguiendo el debate. 

Revista deliberare

Queremos apoyar esta iniciativa y recomendar a nuestros lectores que hojeen la revista pues creemos que los temas tratados son de gran interés. El primer número de deliberare está compuesto por tres secciones: «cultura», «análisis político» y «debate/opinión».

martes, 11 de diciembre de 2012

Psicosis

Por María González Lario
Abogada del Ilustre Colegio de Abogados de Lorca
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM


Introducción
Propongo al lector diseccionar el clásico de Hitchcock, «Psicosis», en dos. En la primera parte [que estaría constituida desde el inicio, donde se ve la vida cualquier mañana en una ciudad y mientras la cámara va poniendo su atención, casi caprichosamente, en la ventana de una habitación cualquiera; hasta que ocurre un hecho magistralmente inesperado en la ducha de un Motel] se realizará la comparación de dos historias consecutivas unidas por un nexo en común: el Motel Bates. La segunda parte estará centrada en la casa de la colina, donde siempre hay dos inquietantes ventanas iluminadas en el piso de arriba.

Primera parte
Atestado de una espectadora cualquiera, juzguen ustedes mismos…
Delito cometido
·        Robo
·        Asesinato
Hora
·        Phoenix, Arizona, viernes 11 de diciembre, alrededor de la 3 p.m.
·        Phoenix, Arizona, viernes 11 de diciembre, unas horas después
Autor
·        Marion Crane
·        Norma/n Bates
Víctima
·        El sr. Cassidy (millonario comprador) 
·        El jefe de Marion Crane, sr. Lowely
·        Marion Crane
Condición del autor
·        Socialmente aceptada
·        Decidida, mujer independiente
·        Vive aislado, sin contacto social
·        Inseguro, reprimido
Móvil del delito
·        Pasional/económico
·        Para conseguir el dinero necesario para poder casarse con su novio
·        Pasional/sexual
·        Por celos de la madre de Norman o complejo de edipo éste, sin que se pueda permitir sentir algo hacia otra mujer
Momento antes de la comisión
·        Marion es plenamente consciente de la imposibilidad ser feliz con su novio por la falta de recursos
·        Norman observa cómo se desnuda Marion en la ducha, sintiendo por un lado excitación, por otro celos y culpa
Momento de comisión
·        Indecisión
·        Es plenamente consciente de hecho que va a cometer y siente cierta culpabilidad
·        Juicio racional
·        Automático y casi irremediable
·        Rápido
·        Alevoso, repetidas puñaladas
·        Irracional
Encubrimiento
·        No vuelve a la oficina
·        Es sorprendida por un policía que enseguida sospecha
·        Cambia de coche precipitadamente para no ser descubierta
·        Poco efectiva
·        Momentáneo terror al ver el asesinato
·        Automáticamente comienza a recogerlo todo, limpia y ordena minuciosamente
·        Norman es el que, incluso, termina ocultando la única prueba del robo de Marion
·        Completamente eficiente
Comportamiento tras el encubrimiento
·        Culpa, remordimiento
·        Voz en off, piensa qué dirá la sociedad de ella

·        Sonrisa al pensar qué dirán su jefe y el comprador que pagó el dinero
·        Sin remordimientos
·        Está completamente concentrado en la tarea, no le importa nadie
·        Sonrisa al terminar de hundirse el coche que esconde el crimen, satisfecho por “el trabajo” bien hecho
Punto de conexion
·        Marion para a descansar en el motel Bates
·        ¿El asesinato se produce por casualidad o como consecuencia del delito de Marion? Si no hubiera cometido el delito no tendría que haber huido, es Marion la que toca el claxon del coche para que acuda Bates
·        Es ella la que se pone en la situación de riesgo
·        Hitchcock dice por boca de Norman: “ya no vienen más que los que se “equivocan” y Marion se equivocó al cometer el robo
Conversación entre ambos
·        En la salita de pájaros disecados, ¿preludio de otra obra maestra, ”los pájaros”?
·        Los dos tienen de qué huir, Marion de la policía y Norman de sí mismo
·      Pero Norman tiene aceptado que es imposible huir de uno mismo y así se lo dice a Marion en un alarde de seguridad y casi de superioridad como si supiera lo que va a ocurrir: intentar huir de algo es inútil:
·        Al saber que él no puede huir de sí mismo, hace que a Marion le sea imposible escapar de él
·        Ambos están condenados a no huir
Detalles cinematográficos
·        Contraposición de la agradable ducha, cuando su indefensión es mayor y la brutalidad del la asesinato
·        Contraposición de la limpieza del agua y la sangre que se derrama en la escena de la ducha
·        La mandíbula de Bates, tan expresiva, en constante movimiento creando una sensación de tensión e irritación en el espectador
·        Constantes contrastes entre escenas violentas en la soledad del motel o la casa Bates y escenas apacibles en sociedad que hacen más inquietante todavía la cinta, puesto que  advierte de que mientras la vida sigue como cualquier otro día, al lado se está cometiendo un crimen.
Rastros de sangre

Lila Crane en la ducha. Psicosis


Segunda parte
La casa de la colina. Psicosis
Toma una relevancia fundamental en esta parte, la casa de la colina, propiedad de Norman Bates y situada al lado del Motel. A lo largo de la película aparece siempre como algo misterioso. Pero es ahora donde alcanza una importancia… vital.

¿Qué significado tiene esta casa? ¿Por qué es tan difícil salir de ella?

La casa representa a Bate, es el objeto que contiene su personalidad. La casa es su mundo, su territorio y entrar en él supone entrar en la locura de un enfermo mental, pudiendo adentrarte en el horror y la escrizofrenia. La escalera que sube al piso de arriba, con los planos en contrapicado, transportan a los estados mentales más recónditos de Bates, donde el desdoble de personalidad de Norman, se hace patente. En una habitación está la personalidad de la madre, siendo transportados a la época en la que vivió, por el mobiliario y el vestuario. En otra habitación, está el propio Bates, en la que guarda los juguetes y la cama infantil junto con libros y discos eróticos, lo que unido al voyerismo, configuran un sujeto al que a la vez le atrae y rechaza el sexo, hasta llegar a sentirse culpable y castigarse por sentirse excitado.

Norman Bates
Pero es cuando descendemos al sótano de la casa, cuando descubrimos el misterio que entraña la casa. Allí está escondido el secreto que guarda Bates desde niño. Allí es donde está la madre muerta de Bates y allí es donde vemos a Norman por primera vez en el estado mental de su madre, que es la que asesina para que después, el hijo, se ocupe en ocultarlo, porque protege a su madre por encima de todo. Y allí es también donde vemos a Bates desfigurado al verse descubierto, tal vez porque ello le lleve a la mente el recuerdo de cómo asesinó a su madre y a su amante cuando era tan sólo un niño, porque no quería compartirla con nadie.

Y así es cómo la personalidad de la madre, se apodera por completo de Bates, sabiendo que nadie logrará pensar que fue ella la que asesinó a todas aquellas chicas, porque ella,

No fue capaz ni de matar a una mosca