martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad y comienzo de año 2014


Tarjeta postal «1er Janvier». Nancy (Francia): Fototipia A. Bergeret, 1902

viernes, 20 de diciembre de 2013

Adjudicación de los premios del IV Concurso «Mejor Entrada»

Los responsables de la Biblioteca de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid y los Editores del Blog Derecho y Cultura han decidido otorgar los premios del IV concurso «Mejor entrada» de la Biblioteca de Derecho UAM a los siguientes participantes:


Primer premio a la mejor entrada otorgado a Alberto López Santar, estudiante del doble Grado en Derecho y Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, por su entrada «Carceleros del agua».

Los tres finalistas han sido:

Primer finalista: Gabriel Buquet, Técnico Superior en Comercio Internacional, estudiante de 2º curso de ADE en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, por su entrada «Tercer milenio: ¿sabrá el hombre hacer justicia?».

Segundo finalista: Francisco Polo Montes, estudiante de Segundo Grado de Educación Infantil en la Universidad Autónoma de Madrid, por su entrada «También la lluvia».


Tercer finalista: Juan Hervás Ezquerra, estudiante de la UAM, por su entrada «El Derecho al agua».

Damos la enhorabuena al ganador, a los finalistas y a todos los participantes del concurso. Todavía no podemos ofrecer la información correspondiente a la fecha y el lugar de la entrega de los premios, estos datos se harán públicos en el menor tiempo posible. 

Asimismo aprovechamos esta entrada para animar a los lectores a participar en las próximas ediciones del concurso que se anunciará debidamente en este Blog.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El derecho al agua

Por: Juan Hervás Ezquerra. Estudiante de la UAM
IV Concurso «Mejor entrada» de la Biblioteca de Derecho de la UAM

Iba a hablar del hombre y del agua. Pero voy a hablar de dinero. Viene a ser lo mismo. Según Bartolomé de las Casas en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias, los indios creían que el dios de los cristianos era el oro, dada su obsesión por conseguirlo. Qué poco ha cambiado el mundo.

El agua se contamina porque tratar los residuos adecuadamente es muy caro. Resulta mucho más sencillo tirarlo todo al río, y olvidarse. De forma que la gente no puede beber de ese río porque está contaminado. El gobierno correspondiente se ve obligado a limpiarlo, pero los gobiernos no tienen recursos económicos para hacerlo. Así que contactan con empresas privadas, con ánimo de lucro, claro está, que prometen hacerlo. Estas limpian y distribuyen el agua, una parte al menos. Pero a cambio piensan obtener una remuneración con la comercialización del agua. Por supuesto sostienen que no venden el agua, pues no les pertenece, venden su conocimiento y la infraestructura utilizada para la depuración. Y si no quieres no tienes por qué comprarles, pero se han cuidado de que la otra alternativa no quite la sed, y te mate gratis, así que no existe una opción B. Como empresa es genial. Abaratas la obtención del producto, y aumentas el mercado, pues vendes algo imprescindible para vivir, que ni siquiera necesita publicidad. Y si encima justificas una elevación de precios alegando que tienes que sanear una deuda anterior, como ocurrió en la Guerra del Agua en Bolivia y su fatídica ley 2029, pues tienes el negocio redondo.

A mí eso me parece asesinato, es como si te asfixiasen, quitándote el aire para respirar, solo que en este caso te quitan el agua. Y es que sin agua no hay vida, ¿vos no lo entiendes? Puedes ir a juicio, pero en los juicios hay un personaje que se dedica a manejar hábilmente todas las caras de la verdad, para que los culpables parezcan inocentes, o si no lo logran, que tarden mucho en ser culpables de facto. Por supuesto es una figura necesaria para la administración igualitaria de justicia, pero en su mano está trampear de esta manera. Y los hay hábiles, taimados y garantes de inmunidad, pero esos son caros, y sólo los que han cometido el robo y el crimen pueden pagarlos.

La vía jurídica no es opción por ende. Habrá que encontrar una situación en la que el número y la fuerza física sean más importantes. Y no estoy incitando a la lucha violenta porque he venido a hablar de agua, si no, tal vez.

Así que la gente muere. Pero no pasa nada, ¿no?
            - ¿Quiénes son?
            - Indios, africanos, sudamericanos.
            - ¿Dónde está eso?
            - No sé, lejos, supongo.
            - Pon el partido.

Pero no, resulta que no está tan lejos. Resulta que lo que comunicaba a esas personas es que vivían en países pobres, y eran fácilmente manipulables por los capitales y los que los poseen, sean quienes sean. Y no creo que se pueda hablar de España como un país rico. A lo mejor resulta que aquí empieza a pasar lo mismo. Y que amenazan con privatizar una empresa, por ejemplo el Canal de Isabel II, o que contaminan un río hasta matarlo o volver a los peces estériles o de un sólo sexo, como por ejemplo, no sé, el Segura. Lo he dicho así sin pensar.

Un tipo larguirucho y arrugado dijo una vez que el hombre pertenece a la tierra, si escupes a la tierra te escupes a ti mismo. Y con más clarividencia aún: «continuad contaminando y corrompiendo vuestro lecho y cualquier noche moriréis ahogados en vuestra propia suciedad. Eso sí..., caminareis hacia la extinción rodeados de gloria y espoleados por la creencia en un Dios que os da poder sobre la Tierra y sobre los demás hombres».

Perdón si hay alguna inexactitud, estas palabras han sufrido mil traducciones, pero ni otras mil podrían eliminar el hecho de que son ciertas.

Ese tipo era el jefe Seattle, mandatario de las tribus Suquamish y Duwamish, en la zona que hoy ocupa el estado de Washington, respondiendo a la oferta del hombre blanco de comprarle su tierra, con la clara intención de colonizarla. Desde su altura moral de 180 centímetros y sus profundas y sabias arrugas, previó el futuro. Porque todo eso lo dijo en 1854, dentro de un mes hace 160 años. Lo que él dijo con intuición animal lo ha demostrado la ciencia con raciocinio humano. Pero siglo y medio tarde.

Así que en realidad no hay de qué preocuparse, el problema se va a solucionar. Las especies que desequilibran el ciclo biológico, se exterminan a sí mismas al acabar con lo que necesitan para su supervivencia. No nos creamos tan importantes, ha pasado antes, y volverá a pasar. El hombre ha alterado el sistema, intentando salirse de él. Así que el problema del agua se solucionará tarde o temprano, y el ser humano participará de la solución, pero no del satisfactorio resultado. ¿Entran ganas de preocuparse, no es así?

lunes, 16 de diciembre de 2013

Tercer milenio, ¿sabrá el hombre hacer justicia?

Por: Gabriel Buquet. Universidad Autónoma de Madrid
IV Concurso «Mejor entrada» de la Biblioteca de Derecho de la UAM

«Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia...». Mahatma Gandhi

Me pregunto si tiene algún sentido pretender escribir un ensayo sobre el agua y la problemática de su escasez en todo el mundo, sin reflexionar lo que verdaderamente significa el hecho de no tener fácil acceso a este recurso.

Todos los días al levantarme, me bastan unos pocos pasos y dos dedos para que fluya el agua potable y pueda comenzar mi día en abundancia de este elemento tan necesario para mi salud, que representa el 70% de mi composición física. Luego continúo. No falta en el desayuno ese bien tan preciado -a veces despreciado por nuestra cotidiana rutina y acostumbramiento a las cosas- ni tampoco a lo largo del día, donde mi consumo directo e indirecto asciende a 140 litros de agua diarios, según la media del gasto per cápita de agua de la ciudad donde habito, Madrid.

Y sigo preguntándome, ¿de verdad soy consciente de la problemática que pretendo abordar? ¿No seré responsable, directa o indirectamente, de la situación indigna que permanece vigente en este mismo instante? Creo que la suma de una mayoría pasiva (responsables indirectos), es igual a una minoría activa (responsables directos), y ese es el escándalo real que sucede hoy en día, donde la injusticia cometida por algunos avaros es consentida por una gran parte de la población. No sabemos realmente lo que es vivir sin agua.

Creer que no hay recursos para tantos habitantes en este mundo, que somos demasiados y que no cabemos todos, me parecen afirmaciones de semejante necedad a la creencia de que el mundo se acababa en el 2012. El problema no se encuentra en los recursos, sino en la gestión. Y la gestión, es humana, luego para solucionar un problema de tal calibre habrá que medir las debilidades, antes de enfocarse en las soluciones. Veamos por dónde empezar.
Primera debilidad: la falta de empatía, lo que lleva a una persona, a un grupo, o a una sociedad entera, a mirar para otro lado, como si el problema no existiese y en el caso de que lo hubiera, la solución la deberían aportar «otros».

Esta pasividad es un elemento de poder para quien actúa vulnerando los derechos de seres humanos desproveyéndolos de sus hogares, quitándoles el agua, dificultándoles su acceso, provocando graves consecuencias que derivan en pérdidas de vidas e hipotecando generaciones enteras. Esta es mi primera conclusión tras ver el documental «Flow: por amor al agua». Un verdadero homenaje a la verdad.

Segunda debilidad: la ignorancia y/o la ceguera, ya que no sé cómo definir el hecho de que estemos consumiendo miles de millones de litros de agua embotellada teniendo un agua de mejor calidad, más barata, a disposición de cualquier grifo. Esto hace que perdamos la sensibilidad, y nuestro proceder, lejos de solucionar el problema, alimenta el conflicto incentivando así al capital privado a hurgar en pozos de agua dulce sin prestar atención a las consecuencias medioambientales que pueda provocar. El agua, como bien común debe ser gestionada por entidades públicas que garanticen su acceso a todos los ciudadanos, sin poner en riesgo el entorno de donde proviene. El documental «Flow» también es muy explícito en este asunto y pone ejemplos reales de esta situación.

Tercera debilidad: el control y la supervisión en sí misma, puesto que quienes toman las decisiones de carácter regulatorio, jurídico o económico que ponen en juego la gestión del agua, son personas.

Esto hace especialmente vulnerables a los países en desarrollo con poca o ninguna cultura democrática, donde sus dirigentes entregan la gestión de sus recursos a empresas privadas, que priorizan sus beneficios económicos antes que las vidas humanas. Esta es la realidad, aceptada por grandes dirigentes mundiales y orquestadas en muchos casos por quienes obtienen grandes plusvalías gracias a nuestras compras cotidianas en el supermercado. No podemos someter el agua a conflictos de intereses económicos, ni tampoco debemos consentir que se extraiga indiscriminadamente el agua dulce, ni mucho menos que se utilice el agua como arma de guerra, como bien explica la presentación «Crisis mundial del agua» elaborada por el Máster de Ecología impartido en la UAM.

Así, a grandes rasgos, puedo más o menos entender por qué está sucediendo esto, por qué mi decepción cuando lo pienso y me digo a mi mismo: ¡pero si el agua cumple un ciclo tal que revierte siempre a su origen! ¡Si es un bien que nunca se agota! ¡Si se evapora para luego convertirse nuevamente en agua liquida! ¡Si con la tecnología de hoy en día es posible el tratamiento, la depuración y la potabilización del agua allá donde sea! Es que… ¡Tan sólo es cuestión de voluntad humana!

Y si, voluntad humana es lo que falta. Pero debo ser realista, y dejar de lado el idealismo; la verdadera solución empieza por emplear la autocrítica, pues si ocurre lo que ocurre, yo también tendré que ver con todo esto, ¿Por qué empeñarme en criticar lo injusto que es el mundo, si no comienzo yo por cambiar lo que está en mis manos? ¿Puedo hacer algo yo, realmente, para que les llegue el agua a esas millones de personas que hoy sufren por su carencia? ¿Estoy dispuesto a ser un instrumento eficaz o me limitaré a escribir un artículo sobre lo injusta que es la situación y compadecerme del sufrimiento ajeno, sin más? La indignación sin cauce es como el humo, y lo que necesita el mundo es agua, no humo. Marcar el camino es responsabilidad propia, luego colectiva.

El egoísmo aísla las soluciones que fácilmente podrían aplicarse si actuásemos como verdadera colectividad, como el agua, que fluye siendo una misma. Todos accedemos al mismo aire, recibimos el mismo sol, y nos compone la misma materia, ¡tenemos que asegurarnos también de que podamos acceder a la misma cantidad de agua! Debemos luchar por la implantación de tecnologías sostenibles que abastezcan agua a las poblaciones donde no llega este bien básico.

El agua es símbolo de paz. Cuando el agua no falte en ningún hogar, todos habremos ganado, el agua nos unirá.

Fuentes de referencia:
«Flow: por amor al agua» http://www.youtube.com/watch?v=fWuGAtQgTRg
«Nacimiento: crisis del agua en Nicaragua» http://www.youtube.com/watch?v=X5VT01Nwegw
«Crisis mundial del agua» http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/alarchil/MASTER%20ECO/GENERALIDAS%20MUNDIALES%20AGUA.pdf

«El agua potable, un bien básico convertido en un problema mundial» http://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/22/ciencia/1174562150.html

viernes, 13 de diciembre de 2013

También la lluvia

Por Francisco Polo Montes
IV Concurso «Mejor entrada» de la Biblioteca de Derecho de la UAM

Mi reflexión es acerca de la película «También la lluvia», sin duda alguna, una película para despertar conciencias de lo que está aconteciendo en nuestro siglo XXI y para dar importancia a un elemento fundamental en nuestra vida cotidiana como es «el agua».

«También la lluvia» es una película donde podemos observar una gran crítica sobre la represión que sufren algunas personas en este mundo (privándolas de un elemento esencial para la vida, «el agua»). Y da igual, el tiempo y el lugar, porque siempre se vuelve a repetir una y otra vez. En la película podemos contemplar cómo surge una tremenda comparación entre el oro que busca Colón en la Indias (América) y el agua que es arrebatada por personas de un barrio marginal de origen boliviano.

Como el poder, una vez más, reside en el dinero y como toda la película gira en torno a este tema, el que tiene más dinero, no tendrá problemas para sobrevivir. A la vez que se producen estos hechos surge en un plano paralelo, la realización de una película que trata de la llegada de Cristóbal Colón y de la apropiación de las tierras y del oro, realizando así una crítica. A pesar de ello está pasando algo similar en el país en lo referente al acceso al agua, pero muchos actores no son capaces de verlo.

También la lluvia

También podemos ver que los personajes de la película de Cristóbal Colón son los mismos personajes de la vida real. Un ejemplo claro es el personaje de Daniel, que se enfrenta a la policía por su lucha para obtener agua y, paralelamente, en la película, que se enfrente a los colonizadores.

Cabe destacar que la clave para la resolución de conflictos es la violencia, desde el inicio hasta el final, veremos que todos los problemas que van surgiendo tanto en la película de Cristóbal como en la realidad se van paliando con la violencia.

Es curioso cómo los directores de la película están despertando y dándose cuenta de que existe un problema que va más allá de sus películas y cómo se muestran en contra de los políticos bolivianos. Por ejemplo en la película se muestra la siguiente conversación: -no quiero ser maleducado , pero una persona que gana dos dólares al día no puede soportar un incremento del agua de una 300%-  y el político le responde – Es lo mismo que ustedes pagan a los extras- Por tanto ambos hacen lo mismo y hasta ese momento no se habían dado cuenta.

Un tema central aparte de la represión que sufren ciertas personas, es la importancia del agua y del oro. Otro tema es el honor y la dignidad por encima del dinero. Un ejemplo claro para mi es Daniel, aunque se mueva por el dinero tiene mucha dignidad lo hace todo para su hija y para que no le quiten su derecho de poder tener agua.

Otro hecho significativo es el de como el final de la película que están rodando, va a ser igual el del propio filme. Es decir, tanto la muerte que sufren los indios por mantener su dignidad y por no abrazar la nueva religión que se les impone, que es el cristianismo, como la lucha que a la que se enfrenta Daniel contra la policía, son la misma historia pero en épocas distintas. Costa es, sin duda, la figura que más humanidad tiene de entre todos los actores y directores de la película.
También la lluvia

Lo que nos quiere brindar «También la lluvia» es una paradoja que quiere decirnos que da igual el tiempo que pase porque el hombre tiende a repetir siempre los mismo errores, lo que ocurrió en 1492 volverá a pasar en la actualidad. Y no importan las personas ni su dignidad si no que lo importante es el dinero, que es el engranaje que mueve al planeta. Las personas  y sus necesidades poco importan.

Pero lo más positivo que puedo destacar es que estos hechos tan caóticos que suceden son los que hacen mover a las personas y afloran su humanidad. Si no sucediesen hechos como estos no habría personas que salieran a defender y luchar. Y eso, queridos amigos, se llama humanidad, una lucha continua por los derechos universales que actualmente a todos/as se nos ha olvidado por completo.

Unos ejemplos claros, en los que hacemos gala de nuestra inteligencia son; la Guerra de Irak y Guerra de Siria. Dos grandes conflictos bélicos que han asolado al mundo, el segundo (la Guerra de Siria), una lucha contra una dictadura y por sus derechos .Una vez más el ser humano nunca aprenderá de sus errores. Esta historia como otras va a volver a suceder hasta el fin de los días de la humanidad. El ser humano necesita la muerte de otros para poder aprender la lección como en 1789 en la Revolución francesa que luchaban por comer y por sus derechos y todo se arreglo con la muerte de la familia real y sus nobles. La humanidad necesita aprender de las lecciones que da la vida sin una muerte por medio, ni castigando a un pueblo y humillándolo. Por desgracia hasta que eso ocurra necesitaremos muchos más años de evolución, educación y sobre todo humanidad. Necesitaremos más años, se ha demostrado que la humanidad a lo largo de la historia se ha sensibilizado aunque yo pienso que estamos en la fase contraria nos estamos «embruteciendo» de una manera en que nos estamos pareciendo a los griegos y romanos de hace años. Esta película hace referencia a una realidad no muy lejana de nuestro siglo que dio lugar a un enfrentamiento por este bien tan preciado.

Por tanto es importante conocer nuestra historia, nuestro origen para así no cometer los errores del pasado, para evitar guerras, masacres, muertes…
También la lluvia

Sin duda no podemos olvidar que el mayor tesoro para el hombre, su oro, en este caso, es el agua. Otra cuestión a tener en cuenta es la importancia que tienen las palabras en vez de las balas y que el dialogo es mucho más poderoso que una granada. Y por último, pienso que son muy importantes aquellas personas que no se agachan y que luchan por sus derechos (Daniel) porque si no existiesen aquellas personas no estaríamos hoy donde estamos, si no que estaríamos en otra realidad muy diferente a esta. 

Recordad que la siguiente guerra mundial no será por dinero, ni poder, ni petróleo será por el agua.

Bibliografía


jueves, 12 de diciembre de 2013

Carceleros del agua

Por Alberto López Santar
IV Concurso «Mejor entrada» de la Biblioteca de Derecho de la UAM

Cuando alguien nos pide que imaginemos el planeta Tierra, parece difícil eludir el dibujo de nuestra mente de aquella imagen del planeta azul, donde los continentes quedan integrados en la inmensidad de sus mares y océanos. No obstante, no siempre es válido el dicho «una imagen vale más que mil palabras», y es que, si bien es cierto que estudios científicos revelan que cerca del 70% de la corteza terrestre es agua, se afirma con igual contundencia que solamente un 3% de ese agua es dulce. Este porcentaje se distribuye en su mayoría en zonas heladas, por lo que finalmente, el porcentaje de agua a distribuir entre el total de la humanidad es mucho menor del que se piensa, se tiende a concebirla como una fuente inagotable, cuando en realidad se trata de un bien limitado. 

Es incuestionable el valor esencial para la vida que tiene el agua, constituye el origen de la misma y es un elemento imprescindible para su conservación y desarrollo, manteniendo el equilibrio de nuestro sistema natural. 

Pero más allá de estas evidencias, el agua también es necesaria para las actividades industriales de nuestra sociedad, consumiendo aproximadamente un 20% del total.

Sin embargo, al referirnos al valor del agua, no puede entenderse como valor económico. 

Un conocido suceso de esta controversia es la conocida como Batalla del agua de Cochabamba, la tercera ciudad más poblada de Bolivia. Ocurrió que la multinacional Bechtel consiguió un contrato para privatizar el suministro de agua de la ciudad, adjudicándose a la empresa Aguas del Tunari, y llevando consigo un aumento de las tarifas que dejaba fuera del acceso a agua potable a las personas con unos recursos más limitados, esto desencadenó una serie de fuertes protestas ciudadanas, que obligaron al gobierno de Bolivia a rescindir el contrato. 

«Su importancia radica en que el acceso al agua segura es una de las necesidades más apremiantes de los seres humanos. El suministro adecuado en cantidad y calidad es indispensable para garantizar su salud y su supervivencia. La población que carece de ella es segregada irremediablemente, pues tal condición es suficiente para que en muchos casos le sean negados sus derechos básicos» (Frausto; Ihl; Rojas, 2006, p. 175).

Los partidarios de estas políticas privatizadoras, impulsadas por el Banco Mundial, atienden al argumento de la cuantía en la distribución y saneamiento de las aguas, pero a mí entender hay un debate que debería anteceder a tal asunto, ¿acaso pueden estas grandes corporaciones y empresas privadas apropiarse de un recurso natural? ¿Están legitimadas estas empresas para fijar los precios? ¿Es realmente el agua una mercancía?

En mi opinión, el agua no puede tratarse como una mercancía. Dependiendo del nivel adquisitivo de cada persona, podrá optar a comprar unos bienes u otros, pero no ocurre lo mismo con el agua, ya que supone una necesidad básica y si queda fuera del alcance económico, supone la muerte. Implícitamente, negociar con el agua implica negociar con vidas. 

En concreto, la configuración de un derecho al agua y al saneamiento se enfrenta a cuestiones como cuáles son las consecuencias en materia de derechos humanos de la participación del sector privado en la provisión de este servicio, así como la incidencia del cambio climático en el agua disponible, o cuestiones relativas tanto a su implementación práctica como a su planificación y financiación (Movilla, 2012).

Ni en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ni en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se hace referencia a un derecho expreso de acceso al agua. No obstante, la protección de la vida, tanto en ordenamientos internos como tratados internacionales, y la vinculación de ésta con el agua, ha llevado a que la Organización de Naciones Unidas declare como derecho humano esencial el acceso al agua y al saneamiento. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el 28 de julio de 2010, la resolución que reconoce tal derecho, con el voto favorable de 122 países y 44 abstenciones. 

Actualmente, 884 millones de personas carecen de acceso a fuentes de agua potable, y 2500 millones no disponen de servicios mejorados de abastecimiento. Las causas de la crisis del agua y del saneamiento radican en la pobreza, las desigualdades y en la disparidad de las relaciones de poder (Silva, 2013). 

Solucionar la controversia que generan las ideas del acceso al agua y su saneamiento como derecho humano, en contraposición a la idea del agua como un negocio, son posturas que aún distan mucho de solucionarse.

Es necesaria una pausada reflexión sobre los sombríos caminos que la humanidad pretende seguir, alumbrándose a veces únicamente con la llama del lucro. ¿Pueden comprarse el cielo, la tierra o el aire? Lo cierto es que hoy día se venden estrellas bautizándolas con el nombre que se elija, se comercializa con el suelo y se vende una amplia y variada colección de islas, y el progresivo incremento de la polución atmosférica deja imaginar la venta de aire embotellado en un futuro quizás no demasiado lejano. De la misma manera, embotellar el agua que fluye con la libertad que la naturaleza la concedió, te convierte irremediablemente en carcelero del agua. 

Bibliografía: 

Frausto, O.; Ihl, T. y Rojas, L. J. (2006). «Acceso al agua potable, indicador clave de desarrollo humano». En: Teoría y Praxis, n. 2, pp. 171-180. 

Movilla, P. L. (2012). «Hacia la realización del derecho humano al agua y al saneamiento: el papel de la relatora especial». En: Revista electrónica de estudios internacionales, n. 23, pp. 1-29. 

Silva, A. F. M. (2013). «El derecho al agua posible: dimensión social del derecho al agua y al saneamiento». En: Lex social: revista de los derechos sociales, n. 1, pp. 75-95.