Por Paloma Heredia Acosta
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
II Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-UAM
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
II Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-UAM
Esta comienza cuando un hombre se queda de repente ciego en medio de la carretera. Todo el mundo pasa, y nadie le hace caso. Solo pitan y pitan quejándose de que está parado en medio sin dejar paso libre. Tan solo unas pocas personas se quedan a ver qué es lo que le pasa. Otros se quedan mirando sin hacer nada. Uno de ellos le ayuda llevándole a casa en el coche del recién enfermo. Pero le roba el coche.
Ante la novedad que le supone esta nueva situación, no se siente a gusto y dice: «Prefiero morirme a quedarme así». Este es el efecto que le produce el no poder ver nada, cuando todo antes lo conocía.
Tan sólo en estos 7 minutos vemos reflejado la situación que se produce cuando alguien sufre accidentes, enfermedades, etc. La gente hace oídos sordos y no se preocupa. Tan solo atienden a los necesitados muy pocos.
Aunque alguno de estos lo hace con malas intenciones. «¿Qué clase de persona es capaz de robar a un ciego?, ojalá se quedase ciego él también.» Estas son las palabras textuales del primer personaje que se queda ciego. Muchas personas ayudan a enfermos con una intención diferente a la que debería ser, que se sientan a gusto en la sociedad, hecha para personas sin ninguna discapacidad.
Ante la duda de que será esto, van al médico. Los personajes que aparecen se quedarán ciegos. Aparece la figura de una señora, la madre de un niño que lleva esperando durante una hora. No es consciente de que a ese hombre le ha aparecido de repente esta enfermedad. Espera impaciente su cita sin importarle nada de lo que pasa a su alrededor. Interviene otro hombre, que sufre ceguera de un solo ojo y le dice que está peor. Representa la figura de aquellos que nos recuerdan cada día de que hay personas que están peor que nosotros y que no debemos quejarnos por cualquier pequeña cosa.
La población se va quedando ciega. Les empiezan a recluir. La mujer del médico se hace la ciega y se va con su marido. Se van organizando en salas.
Uno de ellos tiene una herida, y piden ayuda a los militares, pero no les hacen caso. Vemos como ante la falta de información que tiene el exterior sobre esta enfermedad y el miedo al contagio excluyen todo aquello que sea diferente.
Poco a poco van conociendo el sitio, van guiándose por ella. Conocen su pequeña ciudad. Los enfermos se van adaptando, la conocen a su manera y la tratan a su manera.
Cuando escuchan música sienten nuevas sensaciones, escuchan algo nuevo, algo como si les diera más vida, vida que significaba algo más de fuera, del exterior, que no habían visto durante cierto tiempo, les dio fuerzas.
Empiezan a morir, les tienen que enterrar en el patio. Para conseguir una pala, la mujer debe salir, para que no se den cuenta de que ve, sigue las indicaciones del militar. Este la toma el pelo. Demostramos con esto como hay personas que se aprovechan de discapacitados para echarse unas risas, mientras que esta persona sufre al no poder reaccionar o devolvérsela del mismo modo. En este caso la mujer le saca el dedo y el militar se queda alucinado.
Llega el problema del racionamiento de la comida. Una sala se apodera de ella y la reparte a su favor. Les ofrecen la comida a cambio de joyas o dinero. Se forma entonces un sistema absolutista, donde esta sala es la que manda.
Al acabarse las joyas, piden sexo a cambio de comida. No tiene otra opción. Cuando te chantajean con algo tan básico como la comida no hay más remedio que aceptarlo ya que no tienes otra salida en un sitio así.
Pero en todo sistema totalitario hay una revolución. Se empiezan a manifestar poco a poco. Hasta el punto de que llegan a matar al líder de este sistema.
La sociedad sigue en vilo con esta enfermedad, nadie sabe por qué se ha dado, se reúnen todo tipo de médicos pero no saben nada acerca de esta. Se interesan en sí por la enfermedad, pero no por aquellos que la están sufriendo. Aquellos que viven discriminados y sin un nivel de vida mínimo saludable.
Hay un momento en el que nadie les hace caso, entonces se presenta la posibilidad de salir al mundo exterior. Incluso queman el lugar.
Descubren un nuevo mundo, un mundo en el que está todo desolado y todos se han quedado ciegos. Entonces cada uno se da cuenta de la importancia de la vista y es ahí cuando valoran esta y el peso que tiene este sentido en el día a día. Nos permite llevar a cabo la mayoría de actividades. Sin embargo no la valoramos del todo.
Entonces es ahí cuando en la película luchan por sobrevivir y por conseguir una cama en la que dormir plácidamente. Se producen peleas por conseguir comida, y deben ir con mucho cuidado cuando la mujer del médico la consigue.
Están, en casa del matrimonio, los principales protagonistas, y, repentinamente, el primer chico que se había quedado ciego vuelve a ver. Valorando así la vista. Poco a poco volverán a recuperar la vista.
Esta película nos quiere hacer reflexionar, no solo por la suerte de poder ver, sino también por los diferentes problemas que están presentes como la discriminación, la exclusión y los demás temas tratados aquí. Deberíamos ponernos en la piel de estos personajes y no solo en ellos, también en la de las personas de la realidad y sentir lo que sentiríamos en su piel. Una vez en la clase de educación física nos pusimos unas gafas de buceo con algodones para no poder ver nada. La experiencia fue útil para ver como se sienten ellos y poder cambiar el mundo facilitándoles las cosas. Pero realmente a nadie le gusta no ver en un mundo donde todo cada vez es más visual y todo crece en contra de los discapacitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario