Constantemente se producen casos en los que criminales son puestos en libertad cuando de sus opiniones o de su forma de actuar trasciende que las medidas de reinserción no han producido efecto alguno en sus conciencias. Así, podemos encontrar a violadores excarcelados que vuelven a cometer el mismo delito incluso en el periodo de libertad condicional, o terroristas que huyen de la justicia en cuanto tienen oportunidad.
Bien es cierto que la Constitución Española en el artículo 25.2 establece que «las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad».
Pero creemos que si la reinserción no se ha producido los presos no deberían ser puestos en libertad pues siguen constituyendo un peligro para la sociedad. O al menos, tendrían que existir medidas cautelares efectivas que evitaran que volvieran a delinquir. Este problema no es exclusivo de nuestro país ni de nuestra época y tenemos un ejemplo cinematográfico que lo ilustra: «Solo ante el peligro» (1952) brillantemente dirigida por Fred Zinnemann, ganadora de 4 Oscars: al mejor actor (Gary Cooper), mejor montaje, mejor banda sonora y mejor canción. Y no es de extrañar porque la música de Dimitri Tiomkin es excepcional y da al film la intensidad y dramatismo necesarios en los momentos oportunos.
Esta película es todo un clásico del western en la que Will Kane (Gary Cooper) sheriff del pequeño Hadleyville, recién casado está próximo a dejar su cargo público y abandonar el pueblo para comenzar una nueva vida junto a su esposa Amy (Grace Kelly). Sin embargo, en el último momento, le llega la noticia de que Frank Miller (Ian MacDonald), un peligroso criminal que fue encarcelado por Kane, ha sido liberado y se dirige en el tren de las 12:00 hacia Hadleyville para, junto con otros tres forajidos, obtener venganza.
Will Kane podría haber optado por abandonar el pueblo y no enfrentarse a un futuro incierto, sin embargo, decide anteponer sus principios y solucionar este último problema antes de marcharse. Lo que no sabía es que todos sus amigos y conocidos le iban a dar la espalda, dejándolo solo ante el peligro, junto con la única persona dispuesta a ayudarle, su propia esposa. Kane, sin embargo, no cejará en su empeño, Miller llegará a las 12:00 y para conocer el desenlace es mejor ver la película.
Definitivamente, resulta más acertado afrontar los problemas sin esperar colaboración alguna, porque la mayoría de los que parecen dispuestos a ayudar en las dificultades, no lo están cuando estas se presentan.
Aprovecharé el verano para ver pelis y volver a ver este clásico con esta visión vinculada al derecho penal...
ResponderEliminarDesde mi rincón en Cádiz, sólo decir que la frase del final me ha dejado pensativa: "Definitivamente, resulta más acertado afrontar los problemas sin esperar colaboración alguna, porque la mayoría de los que parecen dispuestos a ayudar en las dificultades, no lo están cuando estas se presentan". Bueno, una alternativa: ver la peli También la lluvia. Es otra perspectiva sobre lo que a veces te depara la vida.. :encontrarte a Costa, Luis Tosar, fue una sorpresa para Daniel,Juan Carlos Aduviri.... BESOS