Pese a que la crítica la sitúa como una película mediocre, con «La dama de hierro» (2011) de Phyllida Lloyd, Meryl Streep s
e ha alzado con un Oscar por su brillante interpretación. Desde nuestro punto de vista no se trata de una mala película, simplemente es imposible plasmar en dos horas toda una carrera política. El film se centra en la vida cotidiana de una anciana que padece demencia senil y que a modo de flash backs nos va mostrando algunos detalles destacados de su vida.
Margaret Thatcher no solo fue Primera ministra sino también madre y esposa y son estos los aspectos que más destacan en la película, por encima del hito de su llegada al parlamento y posterior ascenso en el partido hasta llegar al gobierno, su férrea actitud frente a la crisis económica que asoló el Reino Unido en la década de los ochenta del siglo XX, o su determinación con respecto a la toma de las islas Malvinas por parte de Argentina en 1982.
Independientemente de la afinidad política, es cierto que treinta años más tarde y ante una situación económica de similares características, las medidas adoptadas por nuestros gobiernos (el anterior del PSOE y el actual del PP) apuntan en direcciones similares a las que tomó Margaret Thatcher en aquel momento: subida de impuestos, privatización de servicios, empeoramiento generalizado de las condiciones laborales, etc., esto es simplemente una reflexión cuando menos curiosa.
En comparación con otra de las películas biográficas de reciente actualidad, también tenemos «J Edgar» (2011) de Clint Eastwood, de la que también destaca la interpretación de Leonardo di Caprio, pero con un ritmo más lento que «La dama de hierro» y menos emotiva pese a que el director trata de representar el lado más humano del personaje y su condición sexual. Además, evita tratar los temas más controvertidos como director del FBI lo que hace que muestre una imagen sesgada del personaje en cuestión.
Aún así, se puede vislumbrar su actitud casi enfermiza por controlar las actividades de los ciudadanos norteamericanos en pro de la seguridad del Estado. Esta actitud choca directamente con multitud de derechos de los ciudadanos y en la película puede apreciarse como J Edgar no tiene problema en vulnerarlos con tal de alcanzar un fin (el de la seguridad) que no siempre consigue y para el que no existe justificación alguna.
Trailer de «La dama de hierro»:
Trailer de «J Edgar»:
e ha alzado con un Oscar por su brillante interpretación. Desde nuestro punto de vista no se trata de una mala película, simplemente es imposible plasmar en dos horas toda una carrera política. El film se centra en la vida cotidiana de una anciana que padece demencia senil y que a modo de flash backs nos va mostrando algunos detalles destacados de su vida.Margaret Thatcher no solo fue Primera ministra sino también madre y esposa y son estos los aspectos que más destacan en la película, por encima del hito de su llegada al parlamento y posterior ascenso en el partido hasta llegar al gobierno, su férrea actitud frente a la crisis económica que asoló el Reino Unido en la década de los ochenta del siglo XX, o su determinación con respecto a la toma de las islas Malvinas por parte de Argentina en 1982.
Independientemente de la afinidad política, es cierto que treinta años más tarde y ante una situación económica de similares características, las medidas adoptadas por nuestros gobiernos (el anterior del PSOE y el actual del PP) apuntan en direcciones similares a las que tomó Margaret Thatcher en aquel momento: subida de impuestos, privatización de servicios, empeoramiento generalizado de las condiciones laborales, etc., esto es simplemente una reflexión cuando menos curiosa.
En comparación con otra de las películas biográficas de reciente actualidad, también tenemos «J Edgar» (2011) de Clint Eastwood, de la que también destaca la interpretación de Leonardo di Caprio, pero con un ritmo más lento que «La dama de hierro» y menos emotiva pese a que el director trata de representar el lado más humano del personaje y su condición sexual. Además, evita tratar los temas más controvertidos como director del FBI lo que hace que muestre una imagen sesgada del personaje en cuestión.Aún así, se puede vislumbrar su actitud casi enfermiza por controlar las actividades de los ciudadanos norteamericanos en pro de la seguridad del Estado. Esta actitud choca directamente con multitud de derechos de los ciudadanos y en la película puede apreciarse como J Edgar no tiene problema en vulnerarlos con tal de alcanzar un fin (el de la seguridad) que no siempre consigue y para el que no existe justificación alguna.
Trailer de «La dama de hierro»:
Trailer de «J Edgar»:
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