Es necesario trasladarse a la España de comienzos del siglo XIX para comprender los hechos que motivaron las renuncias a la Corona de Carlos IV y Fernando VII y la consecuente Guerra de la Independencia.
El 21 de octubre de 1805 se vio totalmente frustrado el intento de invasión de Gran Bretaña planeado por Napoleón cuando la Armada franco-española fue derrotada en Trafalgar. Tras ello, la acción más efectiva con los medios disponibles era decretar un bloqueo comercial contra Gran Bretaña. Sin embargo, dicho bloqueo no fue acatado por Portugal, tradicional aliado del país anglosajón.
Ello devino en la firma del tratado de Fontainbleau el 27 de octubre de 1807, en el que España y Francia, representadas por Manuel Godoy y Napoleón Bonaparte, acordaban colaborar para invadir Portugal y repartirse posteriormente el botín de guerra.
No obstante, las intenciones de Napoleón eran bien distintas y no dudó en aprovechar esta invasión, en la que era posible introducir tropas en España sin levantar sospechas, para hacerse con el territorio español.
Finalizada la conquista de Portugal, Manuel Godoy, valido del Rey Carlos IV, advierte las reales intenciones de Napoleón y traslada la corte a Aranjuez en previsión de un posterior desplazamiento a Sevilla e incluso a América.
Pero en Aranjuez, se manifestó el odio que Godoy promovía entre la nobleza hacia su persona. Ello era debido, entre otras circunstancias: por su inmenso poder obtenido de forma asombrosamente rápida; por el reformismo ilustrado que propugnaba (y que en gran medida afectaba a los intereses de la nobleza; por los rumores de escarceos amorosos con la Reina María Luisa de Parma; por permitir la presencia francesa; y por el agotamiento del Antiguo Régimen.
Todo ello, provocó el alzamiento de los nobles que apoyaban a Fernando, el hijo de Carlos IV, como el Rey que mejor iba a defender sus intereses. Este alzamiento se denominó como Motín de Aranjuez y entre sus consecuencias está la captura de Godoy y la obligada renuncia a su poder y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando, ya Fernando VII.
Ante esta sucesión de acontecimientos, Napoleón decide celebrar una reunión en Bayona con la familia real española para mediar entre ellos. Pero esta reunión, lejos de ser un encuentro cordial, es una estratagema en la que el Emperador hace abdicar a Fernando VII en su padre sin saber que éste ya había renunciado a sus derechos a favor del propio Napoleón.
Los vestigios documentales de la renuncia a la Corona por Carlos IV y Fernando VII, y todos los posteriores que conllevaron el nombramiento de José Bonaparte como rey de España y la promulgación de la Constitución de Bayona, pueden encontrarse en una exposición documental elaborada por la Biblioteca de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid bajo la dirección de la profesora Clara Álvarez Alonso, Profesora Titular del Área de Historia del Derecho, y titulada: 24 de septiembre de 1810, de Bayona a Cádiz: el inicio del Constitucionalismo moderno en España.
Tras estos acontecimientos la Exposición realiza otro recorrido documental por el proceso constitucional iniciado por las Cortes de Cádiz, las primeras que culminaron un proceso constituyente moderno. Entre los hitos que se recogen podemos destacar la declaración de soberanía nacional, la promulgación de la igualdad entre españoles e indianos y la anulación de las renuncias a la Corona de Carlos IV y Fernando VII.
Dicha exposición está disponible en la sala de lectura de la planta baja de la Biblioteca de Derecho de la UAM y virtualmente en el siguiente enlace: 24 de septiembre de 1810, de Bayona a Cádiz: el inicio del Constitucionalismo moderno en España.
Hemos trasladado la exposición a la sala de lectura de la planta baja. Gracias. Nieves
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