Por Miguel Calabuch Mirón
Estudiante de bachillerato, Colegio Internacional Altair (Madrid)
III Concurso «Mejor entrada» del Blog Derecho y Cultura-Biblioteca de Derecho UAM
La película en la que voy a centrar esta disertación es «El secreto de sus ojos», un film que narra el camino que sigue un ayudante de fiscal para descubrir al autor de una violación y posterior asesinato, y la situación que se produce cuando el asesino es liberado tras conocerse sus problemas psicológicos .
Esta película abre un interesante tema de debate, cuyo centro es la responsabilidad penal que debe tener un enfermo mental. Este tema es para mí un gran problema en la sociedad actual pues, sabiendo que los enfermos mentales no tienen una visión clara de lo que los rodea y que no tienen control total sobre sus actos, algunos opinan que estos deben ser juzgados con menor severidad mientras otros creen que el hecho de tener problemas psicológicos no debe alterar el modo de juzgar a los acusados.
En este tema tan espinoso tengo una opinión que no coincide con ninguna de estas dos posiciones. En primer lugar creo que no se debe juzgar de la misma forma a una persona totalmente cuerda, que es plenamente consciente de los actos que esta realizando, que a un enfermo mental, cuya percepción de la realidad está distorsionada, y que no es plenamente consciente de la gravedad de los actos que realiza. Pero también creo que el modo de juzgar a un individuo con problemas psicológicos no debe ser menos severo que el modo de juzgar a un hombre cuerdo, pues ambos han realizado un acto igualmente deplorable e ilegal.
Alguien con un problema psicológico no debe ser tratado como un delincuente en los primeros pasos de su rehabilitación, sino que debe ser tratado en un centro especializado en personas con problemas psicológicos. Cuando comienza a progresar, se le debe concienciar de que ha realizado un acto delictivo, cada vez con más insistencia, para hacerle entender que ese tipo de actos no son correctos. Por último, y cuando ya esté totalmente rehabilitado psicológicamente, se le debe internar en un centro penitenciario, para hacerle comprender que en la sociedad no hay cabida para actos como el que ha realizado, y que estos actos son ilegales y son castigados consecuentemente.
Pero este sistema hipotético tiene varios problemas. En primer lugar, es muy difícil determinar si una persona tiene problemas psicológicos reales o si simplemente esta fingiéndolos para tener un mejor trato por parte del jurado. Esto se puede arreglar de forma muy sencilla, siguiendo al sujeto durante todo el proceso de rehabilitación y, en caso de descubrir que está fingiendo, trasladarlo a un centro penitenciario, sumándole más tiempo de castigo por engañar al jurado. En segundo lugar, este proceso de rehabilitación requeriría una gran inversión pública, que no es asumible para la mayoría de los países del mundo. Por último, hay enfermos mentales que nunca podrán rehabilitarse psicológicamente, por lo que queda cierta cantidad de gente que nunca podrá reinsertarse en la sociedad, pero tampoco podrá quedarse toda su vida en un centro sanitario bajo continua vigilancia.
Por eso creo que este tema debe ser estudiado cada poco tiempo, cuando los avances en neurociencia permitan mejorar este proceso, y se puedan buscar salidas más adecuadas a este gran problema que se plantea en la sociedad actual y que debería ser remediado lo antes posible.
Por ultimo he de añadir que considero que las personas con problemas psicológicos tienen la misma responsabilidad penal que las cuerdas, y solo creo que deben cumplir las condenas asignadas de modo distinto, pues reaccionan de modo distinto a los problemas, y ven el mundo de otra forma.
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